la Diputación

La vicepresidenta de la Junta de Castilla y León, Isabel Blanco, inaugura las Unidades de Convivencia Atalaya y Eresma en el CSS La Fuencisla de la Diputación

Apenas han transcurrido tres semanas desde que treinta personas que viven en el CSS La Fuencisla de la Diputación se mudaron a la tercera y la cuarta Unidad de Convivencia construidas en el centro y los beneficios de trasladarse de una habitación a un auténtico hogar, con su cocina, su salón y sus exteriores particulares, ya se han dejado notar en la mayoría de ellas. Así lo aseguraba esta mañana en la inauguración oficial de ambas Unidades Miguel Ángel de Vicente, presidente de la Diputación y titular del Área de Asuntos Sociales, quien, para cumplir con algo que ya parece tradición, recibía en las dependencias del centro a la vicepresidenta de la Junta de Castilla y León, Isabel Blanco.

            La también consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades ya había estado presente en febrero de 2023 en la inauguración de La Pradera, la segunda de las cinco Unidades de Convivencia del Centro -y la primera en formar parte de esta reforma integral del ala izquierda del CSS La Fuencisla y parte de la zona central del pabellón de Psicogeriatría-, y no se perdía hoy tampoco la puesta de largo de estos nuevos hogares, rehabilitados mediante la asignación de la Junta de Castilla y León a través de un convenio con la Gerencia de Servicios Sociales. Isabel Blanco acompañaba así al presidente de la institución provincial, a la directora del CSS La Fuencisla, Cristina Vicente, y a los trabajadores y residentes en “un día especial”, como así lo reconocía la propia directora; en un acto simbólico que, en palabras de Miguel Ángel de Vicente, “evidencia por qué los servicios sociales de Castilla y León son los mejores”, como recogían en titulares e informaciones al comienzo de la semana los medios de comunicación nacionales.

“Ver el antes y el después de este espacio, que ahora son seis habitaciones dobles y tres individuales en cada Unidad es pasar del calor al frío, del blanco al negro, del yin al yang”, aseguraba el presidente de la Diputación, apuntando que la inversión total de este proyecto que también comprende a La Pradera ha sido de 1.562.134,73 euros -212.266,97 euros de fondos propios-, financiados por los Fondos Next Generation de la Unión Europea dentro del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia en lo que concierne al Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 del Gobierno de España. Por su parte, la vicepresidenta de la Junta, quien echaba la vista atrás a 2020 aseguraba que “tras aquel año de pandemia, el objetivo que nos propuso el presidente Alfonso Fernández Mañueco fue el de tratar de devolveros algo de lo que se había perdido durante la pandemia”. “Se abrió la posibilidad de los Fondos Europeos y ahora es una gran alegría ver que los proyectos que se empezaron terminan y transforman, de verdad, la vida de las personas”, matizaba Isabel Blanco.

La intervención realizada para la configuración de estos dos nuevos hogares ha afectado a un total de 1.131 metros cuadrados, de los que 390 pertenecen a Eresma y 381 a Atalaya, siendo los 360 m² restantes destinados a zonas comunes integradas por salas de fisioterapia, espacios de almacenamiento, áreas destinadas al personal o dependencias técnicas. Además, tal y como podían conocer los asistentes a la inauguración, que empezaba con una visita a las Unidades de Convivencia, desde el Servicio de Arquitectura de la Diputación se ha trabajado en el acondicionamiento del entorno exterior del área rehabilitada, que ha dado lugar a dos patios interiores de 35m² cada uno, una terraza posterior de 208 m² y una acera perimetral de 166 m² .

En cualquier caso, tal y como reconocía Miguel Ángel de Vicente, al final estos espacios son mucho más que esos datos, son “un lugar en el que vivir y sentir, no sólo existir” y en el que, gracias al cuidado de la treintena de profesionales de atención directa que trabajan en ellas, ya se han dejado celebrar las primeras victorias. “Vuestros primeros cuidados aquí ya han permitido alcanzar los primeros logros; como esa conversación entre compañeros de Unidad o habitación de quienes apenas hablaban; ese bienestar de quienes no querían pisar el exterior y ahora acceden a las terrazas y los patios (…); de aquellas personas que ahora son más independientes, gracias a la intimidad que les da su cuarto de baño... o de aquellas que no dudan en sentirse importantes y tener iniciativa, poniendo y quitando la mesa”, reflexionaba Miguel Ángel de Vicente dirigiéndose a los trabajadores de ambas Unidades de Convivencia, mientras celebraba también el hecho de que algunas personas que hace unas semanas apenas caminaban, ahora hagan desplazamientos, con apoyo, dentro de su flamante hogar.

A estos hitos ha contribuido también un proyecto que ha mejorado la envolvente térmica del edificio mediante la instalación de un Sistema de Aislamiento Térmico por el Exterior (SATE) en todas las fachadas rehabilitadas; ha llevado a cabo la sustitución de las carpinterías exteriores por soluciones de altas prestaciones energéticas; y ha renovado el sistema de climatización con aerotermia de alta eficiencia energética. Un proyecto que también, como en anteriores intervenciones, tanto en el CSS La Fuencisla como en el CAPDI Los Juncos, la Residencia La Alameda o el Centro Juan Pablo II, ha propuesto la elección de materiales duraderos, que, además, cuentan con un acabado estético amable que otorgan a estas Unidades de Convivencia la sensación de un auténtico hogar.

Con la inauguración de Atalaya y Eresma la Diputación -gracias a una Junta de Castilla y León que no ha dejado de contribuir a la mejora del bienestar de quienes habitan los centros dependientes de la institución provincial- da un paso más en la creación en sus residencias de entornos más sostenibles, funcionales y acogedores que faciliten y garanticen la atención centrada en la persona en la que trabaja, desde hace años, el Área de Asuntos Sociales.